divendres, 23 de febrer del 2007

Interessant pels del CAP

Los expertos urgen a mejorar la formación de los profesores
· Los licenciados deberán cursar un máster para ejercer de profesores de secundaria
· El sector cree que falla la preparación pedagógica de los futuros docentes
· Los expertos en educación urgen a mejorar la preparación de los profesores

La formación del profesorado, uno de los eslabones clave en el proceso educativo, no es la adecuada. Los expertos coinciden en la necesaria y urgente reforma de la preparación pedagógica que reciben los docentes, sobre todo los de secundaria

23/02/2007 Actualizada a las 03:31h Barcelona

Mercè Beltran Que la formación inicial del profesorado debe transformarse radicalmente es algo en lo que coinciden especialistas en el ámbito de la pedagogía, profesionales de la educación, gobernantes y cualquier persona con un cierto sentido común. Las aulas y la forma de impartir la docencia han cambiado espectacularmente en los últimos años. De la clase magistral se ha pasado a prácticas interactivas y, en los noventa, la Logse forzó, entre otras muchas cosas, una metamorfosis radical de las aulas de secundaria, con la irrupción de un alumnado que iba de los 12 años hasta los 18. El profesorado no se transformó, seguía siendo el mismo y las reformas no afectaron a su formación inicial. Desde hace algo más de 30 años los licenciados en cualquier disciplina académica que quieren dedicarse a la docencia deben hacer un curso de adaptación pedagógica (CAP) que, en teoría exige unas 300 horas de formación, pero que en la práctica pueden quedar reducidas a 100. En esos 30 años se podrían contar con los dedos de una mano los suspensos que se han dado. A juicio del catedrático de Historia de la Universitat de Barcelona (UB) y reconocido estudioso de la pedagogía Joaquim Prats, esta es una de las razones que explicaría la escasa formación pedagógica -que no la preparación académica- de los docentes. La formación del profesorado de secundaria es disciplinar y limitada a la especialidad de la carrera que han cursado, y "la sociedad es cada vez más compleja y la diversidad del sistema educativo plantea problemas en la gestión de las aulas; los jóvenes llegan a secundaria con una cultura del esfuerzo muy pobre", explica Miquel Martínez, director del Institut de Ciències de l´Educació de la UB, quien establece una división entre el profesorado: aquel que vive el trabajo como una ocupación y aquel que la vive con un compromiso ético. Los profesores, reflexiona Prats, no sólo deben transmitir contenidos académicos, sino que deben ser capaces de estimular la autonomía y la reflexión del alumnado y de educar en un sentido amplio, "y todo eso en el CAP no se aprende". David Medina, profesor de Filosofía, añade que el profesorado debe cubrir etapas muy diferentes del alumnado y suele tener una acumulación de tareas que a menudo impiden una buena definición de sus funciones. Con frecuencia estas situaciones producen frustraciones que, unidas a la indiferencia social hacia su trabajo, provocan desánimo. "Al profesorado no se le puede dejar solo. Está motivado y lo hace bien. La sociedad tiene la obligación de cuidar a la familia y a la escuela; es una responsabilidad de todos", afirma Miquel Martínez. La preparación académica del profesorado no se pone en duda. Lo que se cuestiona es su aptitud para las habilidades sociales. "Eso es algo que nunca han abordado a lo largo de su carrera porque la universidad, en general, cree poco en la formación pedagógica de sus licenciados. No se es consciente de la dimensión de su trabajo", señala Miquel Martínez. A su juicio, la formación inicial debe estar mucho más integrada en la práctica. Una afirmación que comparte Medina: "La que ahora se recibe, con el CAP, es muy de trámite. Enseñar es un oficio y eso se aprende con la práctica", apostilla. "Cuando una persona ha estudiado cuatro años una disciplina determinada no necesita más, lo que tiene que aprender es a cómo ser un buen profesor", señala Màrius Martínez, decano de la facultad de Ciencias de la Educación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), centro que ya imparte un máster específico para los aspirantes a profesores de secundaria desde hace tres años. Javier Melgarejo, director del colegio Claret de Barcelona y doctor en Pedagogía, tiene claro que el proceso de selección del profesorado es básico "porque estamos hablando de las personas que deben formar a nuestros hijos e hijas". Se trata de cazar las mejores mentes para los centros escolares. Para los aspirantes a estudiantes de Magisterio propone como paso previo para entrar en la facultad que tengan un buen expediente académico, y una nota altísima de selectividad. Pero, además, éstos "deberían tener aptitudes psicosociales y conocimientos artísticos; hablar perfectamente las lenguas oficiales y el inglés; tener habilidades en comunicación y empatía con los alumnos. Además, se debería ser muy exigente con las prácticas". En cuanto a los requisitos para el profesorado de secundaria, Melgarejo opina que, una vez analizadas las motivaciones pedagógicas de los aspirantes, éstos deberían superar pruebas muy rigurosas en escritura y lectura. Después, cursar un número importante de créditos en didáctica, acción tutorial, estudios en psicología y adolescencia y realizar muchas horas de prácticas.Carles Mata, director del IES Salvador Espriu y responsable de la asociación de directivos AXIA, comparte gran parte de estos criterios. "Los procesos de captación y reclutamiento del profesorado deben ser distintos. Se trata de reclutar a los mejores de cada licenciatura y enfocar su formación hacia ladocencia según la especialidad y el nivel al que quieran dirigirse".Durante 30 años, la formación del profesorado en este país no ha estado en la agenda de los gobernantes. Ahora, la nueva ley de educación (LOE) prevé que para que un licenciado pueda ejercer como docente debe haber cursado un máster en psico-socio pedagogía.En la pasada legislatura, el entonces secretario de Universitats, Joaquim Prats, puso en marcha un grupo de trabajo con profesores de universidad y de secundaria, para estudiar esta cuestión. Un grupo que ahora está en el seno del Consell Interuniversitari. En el Ministerio de Educación, otro equipo de expertos también está estudiando el asunto. La previsión es que en el curso 2008/09 se imparta un máster regular. Màrius Martínez considera que éste debería constar de formación en la disciplina que ya se ha cursado en la carrera, habilidades psicosociales y prácticas. Miquel Martínez, que forma parte de los dos grupos de trabajo, comparte la idea de que la práctica debe estar integrada en la formación. El máster en Catalunya podría ser interuniversitario, idea que defiende el Departament d'Educació, y sería el que acreditaría la capacitación como profesor.

1 comentari:

SummerRose ha dit...

Interesante noticia, que a mi modo de ver tiene diversas lecturas:

1)"En esos 30 años se podrían contar con los dedos de una mano los suspensos que se han dado"

---> Espero que la tendencia no cambie en un futuro próximo.

2) "...una vez analizadas las motivaciones pedagógicas de los aspirantes, éstos deberían superar pruebas muy rigurosas en escritura y lectura. Después, cursar un número importante de créditos en didáctica, acción tutorial, estudios en psicología y adolescencia y realizar muchas horas de prácticas."

---> Javier Melgarejo, autor de estas declaraciones, también añadió de manera oficiosa lo siguiente: "de esta manera y según nuestras estimaciones, los candidatos más aplicados podrían estar preparados para opositar a una edad tan temprana como los 60 años"

Bien, dejado los chascarrillos aparte, evidentemente no puedo estar más de acuerdo (creo que a estas alturas todos los "CAPaires" sois conscientes de mi descontento con gran parte de las sesiones que hemos hecho) en que la formación del profesorado debería tener un enfoque mucho más práctico.

Sin embargo (dejadme que sea pesimista), no sé que os parece a vosotros, pero "créditos en didáctica, estudios en psicología o máster en psico-socio pedagogía" no son cosas que a mi me suenen a ese enfoque más práctico que yo le daría a un curso de formación del profesorado.

Así pues, dejadme que manifieste mis dudas sobre que la implantación del máster vaya a traer consigo mejora alguna. Más probablemente, todo seguirá exactamente igual, sólo que con otro nombre.

A pesar de lo cual (y a partir de hoy jamás reconoceré haber escrito estas palabras), pienso que, dentro de la heterogeneidad de cursos de formación del profesorado disponibles en la actualidad, el de la UB no debe ser de los peores, sino más bien al contrario. Sin ir más lejos, recordemos que en Madrid el curso consiste en 2 (DOS) sesiones teóricas y unas prácticas que puedes hacer con el profesor de secundaria que a ti más te guste (invitación al nepotismo desenfrenado).

Por lo menos (no todo iba a ser malo) creo que se puede afirmar que una muestra representativa de los alumnos del CAP de la UB de este curso (conjunto con no menos de 5 elementos) viviría la enseñanza desde un compromiso ético.

Hala, pues nada más, que me tengo que poner a hacer resúmenes :P